Todos reaccionan al coronavirus de diferentes maneras: algunas personas tienen dificultad para respirar, fatiga durante semanas, pérdida de gusto y olfato, o fiebre. También han habido informes de pérdida de cabello, erupciones cutáneas y dolor en extremidades.
Sabemos que el COVID-19 afecta principalmente a los pulmones, pero a lo largo de la pandemia hemos aprendido que también afecta otros órganos del cuerpo humano.
Es demasiado pronto para establecer un vínculo claro entre el coronavirus y el impacto que tiene en la salud bucal. Algunas personas después de haber contraído el COVID-19, comparten historias sobre cómo se debilitaron sus dientes y encías.
Algunos expertos sospechan que el coronavirus puede infectar directamente los vasos sanguíneos e interrumpir el flujo de sangre a nuestras encías, dientes y lengua, causando dolor y caries.
Entonces, ¿cuál podría ser la explicación? Los expertos tienen algunas teorías:
- Los efectos secundarios orales pueden ser un problema de flujo sanguíneo:
Ya se sabe que el coronavirus infecta y ataca los vasos sanguíneos, lo que puede provocar coágulos y obstruir el flujo de sangre. Si la sangre no puede llegar fácilmente a nuestros órganos, se pueden producir daños, entre ellos en la cavidad bucal, y la mandíbula es muy rica en vasos sanguíneos.
El COVID-19 provoca un daño vascular subyacente en el cuerpo, que pueden persistir incluso después de que la enfermedad haya desaparecido y, con el tiempo, puede causar brotes dentales.
- La boca podría albergar el virus:
Cuando el coronavirus infecta el cuerpo, se adhiere a una parte de nuestras células llamada receptores ACE2. Estos receptores son ricos en ciertas áreas del cuerpo, incluidos los pulmones (de ahí el daño respiratorio que inflige COVID-19) y resulta que la boca está llena de receptores ACE2.
De hecho, investigaciones anteriores muestran que debido a la alta prevalencia de estos receptores en la boca, la cavidad bucal podría ser un excelente entorno para que el coronavirus acampe y se replique.
Es fundamental reconocer que es necesario realizar más investigaciones antes de que los expertos puedan sacar conclusiones sólidas sobre cómo, por qué y si el COVID-19 podría dañar los dientes de las personas.
Los médicos recién están comenzando a reunir las pistas para descubrir la magnitud total del COVID-19. Esta es todavía una enfermedad nueva y aún tenemos que comprender todos sus efectos.
No existe documentación legítima aún: sin radiografías de un antes y después, sin registros dentales y sin informes de los propios dentistas. Para que los investigadores estudien seriamente este fenómeno, necesitamos una documentación y un estudio más sistemáticos y completos. Hasta entonces, estos casos aislados deben tomarse con cautela. Pues hasta no tener pruebas que se confirmen científicamente, debemos permanecer escépticos pero con la mente abierta.
«El COVID es como un rompecabezas de mil piezas», dice William Li, biólogo vascular y director médico de la Fundación Angiogénesis. “Puedes empezar a ver algunas de las piezas grandes juntas, pero hay tantas piezas en diferentes rincones, y esta pieza dental es una especie de área nueva del rompecabezas en la que la gente está empezando a trabajar”.